Creación de Aulas de tecnología aplicada “AtecA”
La creación y desarrollo de aulas de tecnología aplicada, comúnmente conocidas como “Aulas AtecA” es una de las actuaciones clave que el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha iniciado con el objetivo de transformar el ecosistema del emprendimiento español, modernización del sistema de FP actual, con la incorporación de la digitalización, la innovación y el emprendimiento del alumnado.
Pero conviene no olvidar el objetivo real y primario que debería tener la aplicación de tecnología e innovación en el aula: favorecer el aprendizaje. Para ello es clave conseguir el correcto equilibrio entre la aplicación práctica de innovación y tecnología con la correcta planificación docente y educativa.
Cómo crear el “Aula AtecA”
Fase 1: Análisis tecnológico
La primera de las tareas a desarrollar consiste en realizar un análisis tecnológico con visión crítica, del estado actual del centro en cuanto a tecnología se refiere, sus necesidades y los objetivos pedagógicos que el centro quiere conseguir a corto y medio plazo.
La tecnología no aporta un valor real sino tiene una aplicación y usos determinados que faciliten tanto el aprendizaje como la docencia. Por eso es tan importante elegir el proveedor que no sólo aporte una tecnología concreta sino aquel que pueda realizar un acompañamiento y asesoramiento al centro durante todo el desarrollo del proyecto tanto en el planteamiento inicial, como en su correcto cumplimiento y en la justificación posterior.
Los centros y su equipo docente son excelentes profesionales cualificados para su labor principal, la docencia, pero este hecho y aunque tengan una alta capacidad emprendedora y tecnológica, no tiene porqué estar ligado al conocimiento exhaustivo de las tecnologías aplicables que realmente aportan valor o, sencillamente, de los proveedores disponibles para todas las actuaciones referentes a “Aula AtecA”.
Fase 2: Planificación
La planificación sería el segundo punto en importancia tanto por la correcta ejecución del proyecto como por el hecho de tener la perspectiva necesaria para dimensionar la creación del aula tecnológica a la capacidad intrínseca del centro, así como la de los proveedores seleccionados.
Este tipo de iniciativas dotan de una gran oportunidad a los docentes y centros educativos, pero normalmente habilitan muy poco tiempo desde su inicio hasta la ejecución final. En ocasiones se cuenta con unos pocos meses para todo este proceso que se añade a la carga de trabajo habitual de los docentes, hecho que hace crucial conocer los tiempos de desarrollo e implementación de la tecnología, así como todas las tareas indirectas y su carga de trabajo para una correcta implementación.
Fase 3: Desarrollo e implementación
Esta fase se encuentra en el punto medio del pipeline del proyecto y por tanto es el eje del mismo. Aquí es donde las dos fases anteriores (análisis y planificación) son ejecutadas y donde un buen desarrollo de ambas consigue que, durante el desarrollo y la implementación, se cumplan los plazos y objetivos marcados sin que los pequeños acontecimientos que siempre se producen en un proyecto de estas características afecten al global del mismo.
Fase 4: Prueba de concepto y depuración
Una vez ejecutado el proyecto y el centro dispone del mismo, comienza el periodo de pruebas donde los docentes y el alumnado adquieren un rol gran importancia. Incluso puede ser un gran momento para “activar” al alumnado para que sea parte del proceso de creación del aula tecnológica.
Primero por un reducido número de docentes (a ser posible que no hayan sido parte activa en las fases anteriores), para después ir aumentando el número de personas que son parte de las pruebas, se les invita a ser parte de una clase práctica dentro del aula tecnológica como si de un alumno se tratara, para anotar aquellos aspectos que se puedan mejorar y detectar aquellos aspectos que su funcionamiento no es el idóneo para depurarlos. Por último, se puede hacer partícipes a los alumnos para que den una perspectiva distinta al aula tecnológica y si esta visión es adaptable y aporta valor, incorporarla.
Fase 5: Justificación
El correcto desarrollo de las cuatro fases anteriores habrá dotado al proyecto del conocimiento y documentación necesaria para que la justificación del mismo sea una sencilla puesta en común de cada una de las fases anteriores, su implementación y el impacto positivo que el proyecto ha causado a nivel educativo y didáctico.
Una propuesta sostenible
La tecnología es un aspecto “vivo” de nuestra sociedad. Evoluciona a un ritmo vertiginoso y lo que hoy es novedoso y tiene una alta aplicabilidad en el ámbito docente, es posible que no lo sea a nivel empresarial y este hecho produzca que a medio plazo acabe convirtiéndose en una tecnología sin soporte, o una comunidad detrás que la nutra y por tanto obsoleta. La correcta selección de la tecnología a implantar reducirá ese riesgo a su máximo. Realidad Virtual, Realidad Aumentada, Realidad Mixta, Vídeo 360º, impresión 3D, PLM (ciclo de vida del producto), etc., son tecnologías maravillosas y con un alto potencial, pero la pregunta importante reside en conocer si son realmente sostenibles en el tiempo o no.
Autonomía de docentes y alumnos
Otro aspecto fundamental es el riesgo de que docentes y alumnos queden “cautivos” del proveedor tecnológico. El centro debe procurar en la medida que sea posible la independencia tecnológica con el proveedor (al que siempre pueda recurrir) y ser el propio centro quien pueda hacer uso de la tecnología e incluso nutrirla de contenido de manera autónoma. Además, debería tener la capacidad de exigir o simplemente solicitar al proveedor la adaptabilidad de la herramienta o tecnología que proporciona a sus docentes y alumnos.